La reina del cine, An, salió e internalizó toda la escena. Ella giró hacia el almirante Qin.
—¿Qué está haciendo ella?
—Ella quiere suplicarle a nuestro hijo.
El almirante Qin extendió la mano y la abrazó.
La reina del cine, An, negó la cabeza con firmeza.
—Entonces, no hay esperanzas, nuestro hijo nunca da concesiones. Oh, de acuerdo, ¿cómo va tu juego?
—Solo un poco más.
El almirante Qin pretendió que lo atraparon.
—Algunas de mis habilidades no son precisas.
El diputado Li ya había vuelto.
Como se demostró, el diputado Li era un diputado considerado, él no dijo nada sobre cómo el jefe de él acababa de barrer a tres jugadores y, en cambio, se fue de la sala de estar.
La reina del cine, An, se sentó derecha al instante, se veía mucho como una profesional.
—Te voy a enseñar.
—De acuerdo.