—Bienvenida.
El asistente de la tienda saludó una vez más.
Luego de escalar por el techo, no pudo evitar admitir el confort que le traía este cálido saludo.
Fu Jiu levantó su mirada, sonriéndole de vuelta al encargado de la tienda antes de volver a su asiento original.
Su mirada recorrió todo hasta llegar a la mesa; sus cosas no habían sido tocadas.
¡Genial!
—Señorita.
El encargado de la tienda sonrió.
—Esto es para usted.
Una taza de Oden,[1] la cual aún estaba caliente.
Fu Jiu levantó sus cejas y sonrió.
—Te debes haber olvidado, ya me diste el Oden antes de que me fuera al baño.
—No, no es el mismo tazón.
El encargado de la tienda explicó apresuradamente,
—Este tazón es de tu amigo.
¿Amigo?
Un escalofrío corrió por su columna, solo una palabra se formó en su mente: "¡Atrapada!"
—Tu amigo ha estado esperando por un tiempo.