Quizáél no estaba preparado para que jamás lo rechazaran así, así que, cuando esto pasó, hizo que se sintiera muy incómodo.
Qin Mo entrecerró los ojos y se vio extremadamente peligroso.
No estaba cómodo.
El secretario Liang se mantenía en alerta, pero no se atrevió a decir nada todavía.
Luego de que salieron el elevador, una llamada entrante le salvó la vida.
Mirando a esa derecha y regia espalda enfrente de él, el secretario Lian se sintió aliviado. Ajustó el tono y dijo de manera amable: —Señorita Liuli, sí, llegamos. Eso es correcto, todavía estamos en el hotel. Ya tenemos planes para almorzar. El jefe Qin está un poco cansado por el viaje. ¡No hace falta que nos reciba! Estamos todos aquí para entrenar. Okey, la veremos a la tarde.
Luego de que terminó, su mirada se encontró con un frío Qin Mo.
Le explicórápidamente: —El vicepresidente hizo el programa, los dos equipos van a entrenar juntos.