Xue Yaoyao no se iba a reír, pero, luego de oír lo que dijo Feng Shang, no pudo evitar reírse en voz alta antes de decir: —Está bien.
Feng Shang pensó que ella, después de todo, era la chica que su ídolo había traído, así que sería fácil llevarse bien con ella. También era la primera vez que Xue Yaoyao conocía a un chico que no pensara que ella era gorda. Se dio cuenta de su amabilidad, y su nerviosismo desapareció instantáneamente.
—No soy buena jugando, así que, por favor, enséñame después.
Feng Shang dijo: —No-no-no te preocupes, siempre podemos usar di-di-dinero para pasar.
—¿Cómo podríamos no pasar conmigo aquí? —dijo Fu Jiu de pronto.
Aún tenía la piruleta en la boca. Sus labios estaban a medio enroscar y su mano derecha estaba hecha un puño, el cual se estiraba frente a ella.
—Vayamos a patear el culo de la Zona C.