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En medio de la multitud, el gentil Hoshino presionó su auricular Bluetooth.
—Estoy aquí.
—Crea una pequeña conmoción para ayudar a desviar la atención de mí —dijo Bo Jiu, inclinando su cabeza a un lado cuando hablaba. Su voz era tan suave que la gente a su alrededor no podía oír lo que decía.
¿Quin Mo? Hoshino ajustó su posición cuando vio la fría y alta figura, hizo una pausa.
—Está bien.
En el segundo en que Hoshino respondió, la distancia entre Qin Mo y Bo Jiu se redujo a veinte metros.
Veinte metros, con gente entre ellos.
Si no hubiera sido por esa gente, el Todopoderoso la habría reconocido. No había logrado engañar al Todopoderoso la vez anterior que se había disfrazado de encargada de las entradas en un cine. Esta vez, Bo Jiu no estaba segura de si podría escapar. ¿Pero no era eso emocionante?
