Después de acabar con esa escoria, el humor de Fu Jiu mejoró mucho más.
La comisura de su boca se levantó. Escogió más partes pequeñas con la cabeza gacha, dándoselas todas a la vendedora con una bonita sonrisa.
—Solo pon estos artículos, gracias.
La vendedora los recibió y con decisión le hizo un descuento del 10%. Su cara estaba enrojecida. La voz del joven guapo era tan suave y gentil. ¡Ella simplemente no podía tener suficiente de un cliente como ese!
—¿Así que no necesitas un mouse?
El que preguntó eso no fue la vendedora, sino el hombre que puso su mano en el hombro de Fu Ximing. Llevaba puesto el uniforme del equipo, y su sonrisa no era nada amistosa.
Fu Jiu puso una mano en su bolsillo y ni siquiera lo miró. Se fue después de pagar sus compras.
Excediendo sus expectativas, cuando ella le pasó, el hombre curvó sus labios y dijo:
—Interesante.
Interesante, ¿verdad?
