Estaban ellos dos solos en el Hummer.
El pensamiento hizo que se le secara la garganta.
Él quería relajarse, así que mantuvo el cigarrillo entre los dedos e hizo lo mejor que pudo para no mirar atrás, especialmente cuando escuchó el sonido de ropa que se frotaba. En cambio, él apoyó hacia atrás la cabeza un poco y miró la neblina afuera.
Pero, por alguna desconocida razón, lo que apareció en sus ojos fue la apariencia de ese chico en ropa de mujer antes en la fiesta.
Las piernas pálidas, hermosas clavículas y esos ojos acuosos.
Para detener a los pensamientos de desenfrenarse, Qin Mo decidió simplemente mirar atrás.
Él vio la cintura del joven.
Esa piel suave y pálida y la forma en la que se retorcía para poder caber en el suéter, hizo que el corazón le palpitara.
Un sentimiento irreprimible inundó el pecho de Qin Mo, le devoró todos los sentidos.