De manera inesperada, el Todopoderoso la llevó a una esquina y la volvió a mirar. Con voz suave, le preguntó: —¿Todavía estás asustado?
¿Eh?
¿Asustado?
Fu Jiu no reaccionó por un momento.
Pero, por casualidad, ella recordó la propia estúpida y pequeña expresión de ella de hacía un momento.
Luego, de acuerdo con las palabras del Todopoderoso, ella de inmediato dijo: —Golpear a esa persona no fue algo serio, pero luego de ver mucha sangre recién, me sentí un poco aturdido de la nada.
Qin Mo dejó de caminar y giró la cabeza para mirar en la dirección de ella.
La distancia entre ellos se había vuelto tan cercana que incluso la respiración del Todopoderoso parecía golpearle el rostro.
En ese momento, Fu Jiu pensaba que él quizá vio a través de las mentiras de ella.