—Luego de ver tanta gente, aprendes a apreciarla, incluso si no te caen bien… Soy una existencia silenciosa. No quiero ser tu mundo. Solo quiero ser tu hombro...
La letra reconfortante ablandó el corazón de Fu Jiu y se le relajó la espalda.
El Todopoderoso era de verdad asombroso, por lo tanto, cuando ella estaba con él, ella siempre estaba en alerta máxima.
Enfrentarlo era diferente a enfrentar a bebé Feng o Xue Yaoyao, con quien podía ser despreocupada como ella quería.
El Todopoderoso debió de haber sentido eso también y fue por eso que, cuándo ella lo rechazaba, el lenguaje corporal y la expresión facial de él se volvían así.
De hecho, el Todopoderoso la protegía todo el tiempo.
Aunque él hacía eso porque él pensaba que ella era un hombre todo ese tiempo y la adoptó como el hermano menor.
Pero ella hacía muchos años que no sentía así de protegida.
¿Cuánta gente en la Tierra la trataría así de bien?
Pocos. Demasiado pocos.