A Qin Mo no le importaba lo que otra gente pensaba sobre él, en absoluto. Giró al costado, se sacó el guante negro de la mano derecha y le tocó con la palma de la mano la frente a Fu Jiu.
Fu Jiu no pudo evitar sino echarse un poco para atrás por la sensación fría en la frente. Pero no se despertó por eso, ella solo acurrucó el apuesto rostro todavía más adentro, mientras que el pelo plateado todavía sobresalía de las sábanas. El estar enferma no hacía que fuera menos majestuosa.
Qin Mo bajó la mirada y la tapó con las sábanas todavía más.
El secretario Liang miraba desde el costado con un humor complicado ¿Desde cuándo el CEO se volvió tan considerado o aprendió a cuidar de las personas?
La temperatura de él estaba bien y el exterior del cuerpo se veía bien, así que no era un resfriado o fiebre. Quizá era porque estaba muy presionado por el estudio últimamente que la condición física del joven hombre no podía soportarlo más.