Si el secretario Liang supiera lo que pensaba Qin Mo ahora mismo, estaría feliz de que su CEO finalmente se hubiera dado cuenta de que ¡no eran hermanos de verdad!
Sin embargo, esta realización… Mostró que era maníaco de los hermanos pequeños, o no…
El mismo Qin Mo no se dio cuenta de cómo sus pensamientos se inclinaban hacia el joven. Sus ojos profundos miraron a Fu Jiu un par más de veces y dijo en una voz grave: —De hecho, ni un toque de masculinidad. Deberías salir y correr un par de vueltas.
Mientras hablaba, se dio la vuelta y jugó con los puños negros de su camisa con normalidad. Su perfil, como siempre, era genial.
—Cámbiate, no miraré.
Fu Jiu no respondió.
¿Todopoderoso, no puedes esperar afuera?
Olvídalo, era mejor para él estar a sus ojos.
Con su pensamiento meticuloso, personalidad confabuladora y hábiles trucos, un paso en falso y una persona podría caer fácilmente en sus trampas.
