Xue Yaoyao estaba en completo shock al leer la respuesta.
Adivinar era una cosa. Que se lo confirmaran era otra.
De repente pensó que, en ese día, ante los medios de comunicación, el joven hombre parecía que usaba una armadura de oro. Le brillaron los ojos a él, mientras que decía:
—Creo que la justicia puede llegar tarde, pero nunca va a estar ausente.
Así que esa era la verdad.
Y la verdad siempre había sido así...
Xue Yaoyao tenía los ojos rojos y se cubrió la boca porque quería llorar, no de tristeza, sino de felicidad.
Ella era pobre y fea y también era bastante rechoncha.
A ella le hicieron bullying en la escuela severamente.
Alguna parte del bullying no fue físicamente y alguna parte fueron simplemente miradas burlonas que venían de todas las direcciones. Algunas eran risas bajitas y burlonas, pero le rompían el corazón siempre.
Xue Yaoyao estaba realmente agradecida de haber conocido a alguien como Fu Jiu.