¡Crack!
Los otros dos árboles marchitos reaccionaron al ataque del canguro como durianes explosivos, casi al instante. Sus nudosas ramas se agitaban como garras demoníacas.
Las sombras entrecruzaron la línea de visión del canguro en un instante, sumergiéndolo en la oscuridad.
Con los cuervos cantando sobre los árboles, la escena se convirtió inmediatamente en algo salido de una película de terror.
El Canguro Campeón de Boxeo de la Deslumbrante Luz Dorada parecía haber anticipado esto. Sus orejas se movieron, luego hizo un movimiento de serpenteo, esquivando con habilidad los ataques de los árboles.
Las ramas de los árboles atacaban como serpientes. Algunas de ellas apenas rozaron la oreja del canguro. Por otro lado, los puños del canguro se dispararon como cometas hacia los árboles.
¡Bam, bam, bam!