La mujer de bata blanca permaneció en silencio por un momento, mirando a la jalea de carne con una expresión difícil de descifrar, como si estuviera recordando el pasado. Meng Hao no estaba seguro de por qué, pero por alguna razón casi parecía una expresión de... Amargo resentimiento.
De repente, el cuero cabelludo de Meng Hao comenzó a entumecerse, y subconscientemente miró la jalea de carne, y luego a la Paragon de túnica blanca. Esperaba haberse equivocado y que no hubiera realmente una mirada de amargo resentimiento en su rostro. Sin embargo, al mirarla, estaba aún más seguro que antes, lo que lo hizo parpadear.
Después de un momento de silencio, la Paragon de bata blanca preguntó lentamente: —¿Es que no lo recuerdas, o que no estás dispuesto a admitirlo?
—No lo recuerdo —respondió la jalea de carne, con la voz ronca, pero sin el menor rastro de su habitual palabrería.