La voz que Meng Hao acababa de escuchar era exactamente la misma que había escuchado del medallón de Señor del Horno hace cuatro días. Teniendo en cuenta que, además de las expresiones en los rostros de todos, ¿cómo podría Meng Hao no llegar a la conclusión de que esta persona no era otra que el ilustre Gran maestro Demonio de la píldora?
En los ojos de Meng Hao, el Gran Maestro Demonio de la píldora parecía completamente ordinario. No poseía el comportamiento de un ser trascendente, ni emanaba una ferocidad poderosa y dominante. Parecía un viejo normal.