Todo estaba cubierto de una neblina de polvo, lo que sólo hacía que la estatua del centro fuera aún más impactante.
Levantó su otro pie y dio otro paso, provocando que la tierra retumbase, y más montañas se derrumbasen.
La neblina de polvo continuó extendiéndose rápidamente en ondas pulsantes, creando un espectáculo sorprendente. El cuero cabelludo del hombre de mediana edad se entumeció y su mente dio vueltas. Esa era literalmente la cosa más increíble que había visto en toda su vida. Su cara se quedó instantáneamente sin sangre, y parecía asombrado más allá de lo creíble.
De repente gritó involuntariamente: —¡Ese es... Ese es... Ese es el aura de un Paragon del Reino Cuasi-Dao!
Sus ojos estaban muy abiertos, y su corazón latía con fuerza.