La escena, que había atraído la atracción de otros cultivadores cercanos, hizo que cambiasen sus expresiones. Muchos parecían estar perdidos, sin estar seguros de qué había ocurrido exactamente. Pero ahora, ellos sabían que Meng Hao no era alguien a quien pudiesen provocar.
Incluso aunque no supieran exactamente qué había pasado, el puño tembloroso del primer cliente sí lo sabía. Su corazón latía de forma descontrolada, golpeó su bolsa y sacó seis Piedras Espirituales, las cuales entregó respetuosamente. Lamentando haber dudado en frente de la Tienda de Píldoras de Cultivo en el pasado. Al dar sus Piedras Espirituales esa vez, acabó sin ninguna medicina. Y ahora, no tenía ninguna Piedra Espiritual para ir a comprar alguna por sí mismo.
Meng Hao aceptó las Piedras Espirituales, cogió una Píldora de Coagulación de Sangre y una Píldora de Relajación Esquelética y se las dio al hombre.
—Muchas gracias por su patrocinio —dijo con una amplia sonrisa.
—Vuelva pronto.
Otra vez parecía alguien débil y frágil, pero el cultivador enfrente de él, sabía que era una bestia viciosa en piel de cordero. Temblando, el hombre hizo su salida.
Conforme se iba, Meng Hao decidió no volver a su puesto en la roca. Cogió la bandera de Tienda de Ofertas de Píldoras de Cultivo, y comenzó a avanzar por la Zona Pública. Se paró cerca de dos discípulos que combatían, plantó la bandera en el suelo.
—Hermano, pareces estar herido —dijo, dando un paso adelante—. También pareces estar algo lánguido. No pareces estar en la mejor forma para el combate.
Los dos discípulos le miraron fijamente, asombrados. Habiéndole visto noquear a alguien, dudaron, y al mismo tiempo, retrocedieron un poco.
—Sucede que tengo algunas Píldoras de Refrescamiento Espiritual de la Tienda de Píldoras de Cultivo. Toma una y te verás vigorizado, lo que garantizará tu victoria. Dado que hoy es nuestro día de apertura, sólo cuesta una Piedra Espiritual. ¡Qué conveniente! —continuó caminando, con su cara llena de sinceridad.
—En realidad, ya tengo algunas píldoras medicinales —dijo el hombre al que estaba dirigido su discurso de ventas. Golpeó su bolsa y una Píldora de Refrescamiento Espiritual apareció y metió en su boca.
Viendo eso, suspiró. Había buscado su primer cliente por algún tiempo antes de determinar que no tenía ninguna píldora medicinal. Con un ligero carraspeo, miró al segundo hombre delante de él. El hombre dio un grito frio, entonces sacó su propia píldora medicinal y la tragó, suspirando interiormente.
Pero Meng Hao no se descorazonó. Dio una vuelta hacia la roca, continuó observándoles. Conforme el tiempo pasaba, parecían estar cada vez peor. Pronto estaba claro que no les quedaba más píldoras medicinales, y el punto crítico de la lucha llegó. Victoria y derrota se iban a decidir.
Sus espíritus aumentaron, Meng Hao levantó la bandera y se aproximó a ellos otra vez.
—Hermanos, el momento de vivir o morir ha llegado. No tenéis más píldoras medicinales, pero no os preocupéis, yo tengo algunas justo aquí.
—En éste punto crítico, compren una de mis píldoras de Coagulación Espiritual. Eso hará que se restaure vuestra energía inmediatamente, e incluso recuperará vuestra energía espiritual. Hermanos, no estáis comprando una píldora medicinal, estáis comprando energía espiritual. ¡Aiyo, estás herido!
Las palabras de Meng Hao distrajeron a los Cultivadores. Una espada voladora golpeó a uno de ellos en su brazo, haciendo salir una fuente de sangre. Retrocedió con un grito.
Meng Hao era incluso más rápido que él, siguiéndole y continuando su discurso, pareciendo un escolar tan débil como siempre.
—Hermano, es el momento. Estás sangrando profusamente. Rápido, compra una píldora de Coagulación de Sangre. Si no lo haces, el peligro es simplemente demasiado grande.
—¡Fuera de aquí!
El oponente del hombre rugió hacia Meng Hao. Cargó hacia su oponente herido.
—Dame una píldora —dijo el cultivador herido, con su cara pálida. Retrocedió varios pasos, apretó los dientes y sacó una Piedra Espiritual. Una píldora de Coagulación de Sangre salió disparada desde la mano de Meng Hao hacia la herida del brazo del hombre. La sangre dejó de fluir. Centró su atención entonces en regresar a la lucha.
—Aiya, Hermano, parece que estás sin ninguna píldora medicinal. Mira, yo tengo un montón. Ahora que tu oponente compró una, está rebosante de energía. Pero estás herido. ¿Por qué no compras una Píldora de Coagulación de Sangre?
—Oh no, te ha vuelto a alcanzar otra vez, debes de estar realmente cansado. Tómatelo con calma, no te descorazones. Hermano, todavía tengo una Píldora de Relajación Esquelética.
—Una Piedra Espiritual por una píldora. Deberías de comprar píldoras rápidamente. Los sabios dicen, las Piedras Espirituales tienen un precio, pero una vida no tiene precio.
Lentamente les rodeaba. Bastante seguro de que antes o después se quedarían sin píldora medicinal, y empezarían a comprarle. Sintiendo la presión de su oponente, compraron unas cuantas. La batalla se hacía más y más seria. Su lucha de hoy era más intensa que cuatro o cinco batallas normales.
Originalmente, había sido una simple y equitativa lucha, pero con la Tienda de Ofertas de Píldoras de Cultivo allí, las cosas se complicaron. Con peligrosas luchas, llegaban heridas. No se podía separar una cosa de la otra.
*Flop. Flop.*
Los dos hombres acabaron finalmente exhaustos sin nada de energía. Cayeron al suelo inconscientes, con sus Piedras Espirituales gastadas y píldoras medicinales tomadas. Incluso sus objetos mágicos fueron destruidos en la batalla, junto con su buen juicio. Qué trágico.
Pero para lo que a Meng Hao le concernía, él había salvado sus vidas. O al menos una vida. Levantando su bandera, dio una vuelta otra vez por la meseta, y otra vez encontró a dos cultivadores enlazados en un devastador combate. Por lo que podía ver, incluso si habían tenido medicina sanadora, ya se les había acabado. Con sus ojos brillando, plantó la bandera cerca de ellos dos.
—Hermanos, sus apariencias parecen bastante malas, y han recibido algunas heridas bastante serias. Pero no teman, tengo píldoras medicinales. Una Piedra Espiritual compra una píldora; la recuperación está garantizada.
—¿Cómo, no dicen nada? ¿No me digan que no confían en mí? Hace nada otro discípulo compró algunas de mis píldoras, el resultado para su oponente fue la muerte.
En poco tiempo, cada hombre compró una píldora, después otra, y otra, hasta que ya no les quedaban más Piedras Espirituales. Después de una amarga lucha, terminaron su lucha en un empate, sin nada más que mostrar además de una bolsa vacía.
Meng Hao sacudió su cabeza, cogiendo la bandera y encontrando un nuevo lugar donde hacer negocios.
Para el momento en el que se escondió el sol, había estado en todas partes en la Zona Pública, vendiendo píldoras medicinales. Al final, donde quiera que él fuese, la batalla acababa instantáneamente, y los participantes se iban. Después de un tiempo, se plantó fuera de una vacía Zona Pública. Sintiéndose contento al palpar su bola, se fue.
Más tarde en la noche, cuando llegó a la cueva, se sentó con las piernas cruzadas y empezó a realizar un inventario de su botín.
—Una, Dos…—se excitaba más y más conforme contaba—. En total, tengo cincuenta y tres. Soy rico. Éste método es mucho más rápido que robar a la gente. Además es mucho más seguro y no es necesario matar.
—No me quedan muchas píldoras medicinales, por lo que mañana iré a la Tienda de Píldoras de Cultivo y compraré más. Si quiero que los negocios vayan bien, debería comprar todas las píldoras medicinales de este mes. Si no tengo bastantes Piedras Espirituales, simplemente compraré tantas como pueda. La falta de píldoras, harán más fáciles las ventas.
Abrió la bolsa que había cogido del cultivador inconsciente. Dentro había varias Piedras Espirituales, dos píldoras de Condensación Espiritual y una píldora medicinal de color rosa.
Sujetó la píldora y la examinó. La identificó como una píldora para el Cultivo Cosmética de la Tienda de Píldoras de Cultivo, una píldora cara, valía aproximadamente diez píldoras de Condensación Espiritual, y podía considerarse uno de los productos más caros disponibles.
—Está diseñada para mantener la apariencia física. Sería un gasto inútil usarla en mí mismo.
Sospechó que el anterior propietario debía de estar intentando congraciarse con una discípula. Sin pensar más al respecto, puso la píldora en su bolsa.
Conforme miraba con satisfacción todas las Piedras Espirituales y las píldoras medicinales, la puerta principal de la cueva dio un crujido y empezó a abrirse. Como fue muy rápido, Meng Hao no tuvo tiempo de recoger su botín.
Una mujer entró, rodeada por un halo de luz de luna. Era bella, pero fría y sin expresión. Llevaba una túnica larga plateada que la hacía parecer como si hubiese sido creada por la luna misma.
Era nada menos que la Hermana mayor Xu de la Secta Interior.
Conforme entró en la cueva, la luz de la luna cayó en las Piedras Espirituales y en las píldoras medicinales que estaban en frente de Meng Hao. Una mirada de asombro apareció súbitamente por debajo de su frialdad.
—Saludos, Hermana mayor Xu —dijo Meng Hao, poniéndose de pie. Su mano derecha recogió las Piedras Espirituales y las píldoras medicinales. Se quedó plantado, pareciendo avergonzado.
La Hermana mayor Xu no dijo nada. Solo miró a Meng Hao y saludó con la cabeza, entonces se giró para irse.
Mirándola de manera sorprendida, la siguió.
—Hermana mayor Xu, ya que te tomaste el problema de volver hasta aquí, por qué no te quedas un rato?
—No es necesario —respondió fríamente—. Mañana empezaré a meditar recluida y sólo quería comprobar cómo estabas.
Le miró, entonces caminó fuera de la cueva.
Meng Hao se sintió avergonzado, lamentando no haber recogido las Piedras Espirituales más rápidamente. En ese caso, podría haber parecido encontrarse un poco peor, y quizá la Hermana mayor Xu podría haber querido ayudarle un poco más.
Al mismo tiempo, sintió un poco de calidez en su interior. La Hermana mayor Xu parecía fría e indiferente, pero había ido allí para verle, lo que significaba que le recordaba. Su corazón se desbocó, golpeó su bolsa y sacó la píldora medicinal rosada.
—Estaba esperando para agradecerte, Hermana mayor Xu. He ahorrado unas cuantas Píldoras de Condensación Espiritual para poder cambiarlas por ésta píldora de Cultivo Cosmética. Por favor, acéptala. En mis ojos, sólo tú eres adecuada para esta píldora. Desde el momento en el que entré en la secta, siempre he tenido un sueño, un sueño en el que siempre permanecerías joven y eternamente bella —dijo sin pestañear, con un tono respetuoso y solemne sujetando la píldora.
La Hermana mayor Xu paró de caminar y le miró. Miró silenciosamente la píldora en su mano y la aceptó.
—Aunque las Píldoras de Condensación Espiritual son comunes en la secta, sólo son efectivas hasta el quinto nivel de Condensación de Qi. Los Cultivadores le damos mucha más importancia a nuestra base de cultivo. Vivimos en un mundo de cultivo, un lugar donde la vida y la muerte se mantienen en balance. No puedes ser así en el futuro. Puedes ser muy inteligente, pero necesitas trabajar mucho más tu cultivo.
Era la primera vez que Meng Hao había escuchado a la Hermana mayor Xu hablar tanto. Conforme ella hablaba, él asentía respetuosamente.
—Mientras a la Hermana mayor Xu le guste algo, quiero comerciar por ello —dijo, bajando su cabeza y pestañeando. Parecía un poco tímido.
—Ésta píldora… la acepto ésta vez, pero la próxima vez no cambies tus píldoras por algo así—guardó la píldora, dudando por un momento, entonces sacó un colgante de jade rosado el cual entregó a Meng Hao.
—Éste es un objeto mágico —dijo—. Necesitas protegerte tú mismo.
Empezó a caminar hacia la montaña.
—Muchas gracias, Hermana mayor Xu —dijo—. ¿Podría acompañarte un tiempo mientras caminas? No te he visto por un tiempo, y tengo algunas preguntas en relación con el cultivo que espero que puedas aclararme.
Él sabía que era una importante oportunidad. Era la única persona en la que había confiado, por lo que necesitaba acercarse a ella. Si pudiese caminar con ella a lo largo de la Secta Exterior y ser visto por otros, quizá pocas personas desearían causarle problemas en el futuro.
La Hermana mayor Xu dudó. Ella era una persona indiferente, y normalmente no decía mucho. Nunca había pasado tiempo con ningún miembro del género masculino de la secta, y se sentía un poco extraña al tener a Meng Hao tan cerca de ella. Estaba a punto de rehusar, pero después de que terminó de hablar, pensó en la Píldora de Cultivación Cosmética que le había dado y afirmó lentamente.
La luna brilló gentilmente conforme los dos caminaban.
Justo entonces, en el pico de la Montaña del Norte, un hombre alto permanecía plantado, vestido con una túnica gris. Conforme miraba la escena, una mirada de admiración apareció en su cara.
—Excelente, ese pupilo, Meng Hao, no está mal después de todo. Realmente ha interpretado correctamente la Secta Confianza. Él sabe que debe encontrar alguien en quien confiar. Y también sabe que debe de proteger su relación con esa persona, entonces siempre tendrá alguien en quien confiar.
Ese era el mismo anciano que había expresado su admiración por Meng Hao en el Día de la Distribución de las Píldoras. Conforme más aprendía sobre Meng Hao, más le gustaba.