—¡Sesenta millones de monedas de espíritu demoníaco! —Yang Xin decidió seguir compitiendo, aunque se sentía un poco nerviosa. Pero el mensaje de Nie Li había sido ese: sin importar cuánto costara, debía obtener aquella olla de jade, ya que Nie Li iba a pagar por ella.
Sesenta millones de monedas de espíritu demoníaco. ¿Realmente valía esa cantidad? ¿Qué era exactamente esa olla de jade? ¿Acaso Nie Li sabía cómo se usaba?
Nie Li miró a aquel sujeto misterioso que estaba abajo. Se preguntó quién sería. La figura misteriosa estaba intentando arrebatarle el objeto a ella.
—¡Sesenta y cinco millones de monedas de espíritu demoníaco! —el hombre misterioso dudó, pero continuó ofertando.
—¡Setenta millones de monedas de espíritu demoníaco! —Yang Xin aumentó su oferta.
El precio siguió subiendo.