La voz de Shao Fei sonaba histérica y estaba prácticamente aullando. Su rostro se había vuelto rojo, como si alguien lo estuviera cogiendo del cuello, y sus ojos observaban fijamente a Duan Ling Tian mientras brillaban con un instinto asesino sorprendente.
Resultaba obvio que Duan Ling Tian tenía la fuerza para matar al Leopardo Salvaje, pero no había movido ni un dedo contra él, permitiéndole a la fiera que le arrancara una pierna. Shao Fei estaba seguro de ello. ¡Seguro de que Duan Ling Tian lo había hecho definitivamente a propósito!
Una pierna arrancada por un Leopardo Salvaje era algo completamente diferente a una pierna arrancada por armas humanas. En el caso de estas últimas, aún habría esperanza de volver a implantarla si se atendía a tiempo, sin embargo, era imposible volver a ajustarla en este caso.