Yi Yun, quien estaba en el grupo de bolas de sangre, ahora se había sumergido completamente en su propio mundo.
Él no escuchó ninguno de los comentarios provenientes del General Yan o de los Jóvenes Maestros del estado Jing.
Todo lo que sentía era el área de un pie alrededor de su cuerpo que era su propio territorio. ¡La capacidad de tener un control completo sobre ese pequeño espacio hizo que se obsesionase!
Desde que llegó a ese mundo alternativo, su interés en la exploración de las artes marciales aumentaba a medida que su conocimiento del mundo marcial se hacía más profundo.
Las artes marciales eran como una hermosa bóveda del tesoro. Dentro de ella había numerosos misterios y verdades que esperaban a que un guerrero las explorara.
Y cada vez que buscaba un objetivo más alto, ganaba un entendimiento más profundo, lo que le deleitaba.