Han Sen tenía curiosidad por ver quién era realmente Nan Litian. Hasta ahora, el hombre había sido un completo enigma. Después de caminar fuera de la puerta, Han Sen miró hacia adelante para ver un humano montado en un unicornio negro. Han Sen pudo ver claramente que era un humano, y si tuviera que aventurarse a adivinar, diría que tenía alrededor de treinta años. Por supuesto, las apariencias pueden ser engañosas.
El unicornio trotaba por el camino a un ritmo lento, casi serpenteante. Le dio a Han Sen la oportunidad de observar al hombre y a su corcel, pero también viceversa. Cuando el hombre vio a Han Sen, detuvo su unicornio por completo. Allí, ambos se miraron fijamente. Han Sen pudo al menos darse cuenta de que este hombre era totalmente nuevo para él, lo cual fue un alivio. No era alguien de hace mucho tiempo que tuviera problemas para recordar, algo que era muy común.
