El General de Oro aterrizó frente al cuerpo maltrecho y ensangrentado de Xie Qing King. Con cada paso, se formaron grietas en el suelo, como un extra a su intimidante acercamiento.
—Sí. —El general de Oro se rió y lanzó un miserable puñetazo hacia Xie Qing King.
Xie Qing King encendió su luz plateada mientras que rápidamente convocó los vapores del poder que residían dentro de él y golpeó de nuevo al enemigo malvado que lo había golpeado. Usó hasta el último gramo de poder que pudo reunir, yendo a este golpe con la creencia de que podría ser el último. Con gran ira por la fechoría cometida contra él y por lo que podría pasarle a todos los demás en el refugio, lo dio todo.
—¡Alu, Alu, Alu, Alu!
Esa completa liberación de fuerza llevó a un magnífico despliegue, ya que niveló el palacio y arruinó todo alrededor de los dos espíritus que se encontraban frente a frente.