Su Xiaoqiao se sentía mal ese día. Había logrado maximizar sus genopuntos sagrados en el Segundo Santuario de Dios y fue enviado a un refugio humano real en el Tercer Santuario de Dios. Aunque esto pudo haber sido una suerte, fue un placer de corta duración. En menos de un año después de su llegada, las criaturas habían venido a conquistar el lugar. Fuera de la puerta, un monstruo de diez metros de altura estaba de pie. Tenía dos cabezas y seis patas y su cuerpo era como de un mármol muy inflado. Cuando lo vio por primera vez y a los desgraciados que lo acompañaban, se sintió aterrorizado. Sólo había estado en ese santuario por menos de un año y en ese tiempo, sólo había sido capaz de consumir carne ordinaria y primitiva. Enfrentarse a criaturas como esa, a su nivel, suponían unas posibilidades de supervivencia escasas.