A la derecha del monstruo humanoide había una hidra. Tenía cien metros de altura y cuatro alas. Cada cabeza de serpiente tenía un cuerno. Junto a la hidra había una oveja blanca, cuya lana era esponjosa como las nubes del cielo. A la izquierda, además del perro rojo, había un hombre. Estaba sentado y tenía alas de diablo en la espalda. Estaba vestido con una armadura púrpura, pero las alas lo envolvían como una manta, oscureciendo la mayoría de los detalles de su forma. Han Sen no podía ver su cara, pero ya sabía que el hombre no era humano. Han Sen no lo sabía por la extraña fuerza vital que poseía esta figura, ni por las alas que poseía, sino porque tenía cuatro brazos. Los dos adicionales vinieron de debajo de sus axilas.