—Esto no puede ser incorrecto. Este es el Ojo del Fénix —reafirmó el Hermano Siete.
—Entonces, ¿dónde está el tesoro? —Han Sen vio una cordillera a lo lejos, lo que sólo le dijo que este lugar era enorme. Localizar algo allí podría ser mucho más difícil de lo esperado.
El Hermano Siete miró su brújula. Él dijo:
—Esto es extraño. No puedo decir en qué dirección debemos ir ahora.
El Hermano Siete tocó la hierba negra en el suelo, y cuando miró su mano, estaba cubierta de hollín negro. El suelo era como el carbón. Entonces dijo:
—No tengo ni idea de para qué sirve este lugar, en un refugio, pero estoy seguro de que hay algún poder que preside este lugar. Una presencia peligrosa permanece, una que mantiene este mundo como uno que fue construido con carbón.
—Es mejor que no nos separemos —dijo Han Sen mientras miraba a su alrededor.
El Hermano Siete asintió, y sabía que Han Sen le protegería.