Han Sen llegó al desierto, con el mapa en la mano. Era muy detallado y había muchos puntos de interés marcados en él. Localizar su posición exacta no fue nada difícil.
Debido a la ausencia continua del zorro plateado, Han Sen viajó allí sólo con Bao'er. Pero el Emperador de la Espada Sagrada no había venido solo, según lo que se le había dicho. Aún así, siempre y cuando no lo acompañaran súper criaturas, Han Sen pensó que le iría bien. Lo que más temía era la montaña a la que se dirigía. Después de todo, una vez perteneció a un espíritu emperador. No tenía ni idea de lo que podía esperar ni de lo que podría encontrar una vez que lo alcanzara.