El zorro fantasma gritó como si intentara decir:
—¡Soy indestructible, no eres nada!
Pero en el siguiente segundo, el puño poderoso de Han Sen se enterraba profundamente en la cara del zorro fantasma. Aniquiló la compostura de su sombría forma y envió a la bestia volando. El zorro fantasma tenía una expresión de completa incomprensión. No podía creer que el humano se las hubiera arreglado para darle un puñetazo. Sin embargo, Han Sen no dudó ni un segundo. Su enojo era como la repentina erupción de un volcán y se acercó para dar golpes seguidos. Acercándose al zorro, sus brazos se movieron salvajemente.
¡Pang! ¡Pang!