Cuando la sombra llegó, se sintió como si toda la tierra hubiera sido velada con un manto de oscuridad. La criatura era un zorro. Era diferente al zorro plateado, no sólo porque su pelaje era negro, sino porque tenía una mirada asesina en sus ojos. Era malvado. Tenía nueve colas que meneaba de forma extraña y daba la ilusión de una dimensión deformada. El zorro de nueve colas se acercó como un demonio y su aspecto opresivo hizo que Han Sen sintiera que podía caer al suelo en cualquier momento. Los ojos del zorro fantasma eran aterradores. Las cuencas estaban donde deberían, pero vacías. Hundidas y vacías.