—Hermano Zhao, ¿crees que pueden hacer lo que dicen que pueden? —Zhao Xin y los otros se escondieron entre unos arbustos. Mientras miraban a Han Sen, el más joven de los tres le hizo la pregunta a Zhao Xin.
—Suenan confiados, así que definitivamente poseen algún tipo de fuerza. Pero incluso si pueden derribar este refugio real, no estoy seguro de que tengan la fuerza para derribar el Refugio del Palacio de la Espada. —Zhao Xin se detuvo un minuto, y luego dijo—: Aún así, por ahora, si logran romper la piedra del espíritu aquí en el Refugio de la Espada y el Horno, seremos libres.
—Entonces esperemos lo mejor y recemos para que tengan éxito —dijo el joven con la mirada puesta también en Han Sen.
Los tres se tomaron de las manos y rezaron después de esto. Si el grupo no tenía éxito en liberar el refugio, su traición podría ser descubierta más tarde. Si lo fuera, entonces a los tres que estaban bajo contrato se les daría con toda seguridad una muerte atroz.