Los lobos y los reyes detuvieron su huida. Se quedaron donde estaban, temblando del miedo a otra cosa.
—¿Qué les pasa ahora? —Se preguntó Chen Hu, con una mirada de confusión.
—¡Oh, no! ¡Corre! —Cuando Lin He descubrió la amenaza invisible, no tardó ni un segundo.
—Es demasiado tarde. —Han Sen agitó la cabeza y se asomó a la oscuridad del bosque.
—¿Qué es demasiado tarde? —Preguntó Chen Hu.
—Es el rey lobo —dijo Lin Weiwei.
—¿Qué pasa con ellos? ¿No estaba Han Sen matándolos? —La boca de Chen Hu siempre había sido un poco más rápida que su cerebro y él estaba contento de seguir así. Nunca le había gustado pensar.
—No, estoy hablando del verdadero rey. ¿Has visto alguna vez una manada con cinco reyes? —dijo Lin Weiwei.