—Mi Barón, ¿quieres que despeje el campo de ese humano? —Preguntó el espíritu real Demonio de Dragón.
En respuesta, Barón Espinoso dijo: —Sí. Hazlo de una vez; rápido y limpio. Hemos perdido demasiado tiempo.
—Sí, —dijo Demonio de Dragón. Estaba vestido con una armadura negra, y con una daga negra en la mano, corrió hacia la puerta.
Sus ojos miraban a Han Sen con el deseo de asesinato a sangre fría.
Cuando Han Sen lo vio venir, frunció el ceño. Sabía que este último enemigo sería un oponente más temible que la serpiente sangre de dragón.
Las probabilidades realmente no estaban a su favor, se sentía. El equipo de Barón Espinoso era, en general, significativamente más fuerte que aquellos que defendían el refugio.
—¡Viejo Huang, toma las riendas del mando! —Han Sen saltó al caótico campo de batalla de abajo.