Han Sen salió a echar un vistazo a la viña de vez en cuando, pero el dragón ahora la protegió valientemente. Estaba enojado y no iba a bajar su guardia pronto.
Viendo que el dragón escupía tales sofocantes llamas, Han Sen estimó que lo más probable es que hubiera abierto su quinto bloqueo genético. Y dado que era una criatura de sangre sagrada, era poco probable que pudiera lograr derrotarlo.
Como de costumbre, a medianoche, el refugio se mudó de lugar. Tras su reubicación, el dragón y su querida viña desaparecieron.