Después de que Han Sen persiguió al zorro de tres colas de regreso a la cima de la montaña, el cuerpo del toro había desaparecido. Ni siquiera quedó la genoesencia de vida. El zorro plateado se lamía los labios alegremente.
Cuando el zorro de tres colas alcanzó la cima de la montaña, dio un aullido. Corrió frente al zorro plateado y se inclinó con sus patas extendidas, como si estuviera pidiendo misericordia.El zorro plateado observó las colas ensangrentadas del zorro de tres colas y luego saltó sobre su cabeza, como si fuera a decirle a Han Sen:Este de aquí ahora me pertenece.
—¡Bastardo! ¡Te comiste al toro entero y ni siquiera me guardaste la genoesencia! ¿Ahora te estás dando un compañero? —dijo Han Sen desanimado.