—Algo malo debe estar haciendo de las suyas para transformar las tierras de esa manera. El Árbol de Oro-Jade debe estar dando a luz algo muy peculiar —dijo Wang Yuhang, mientras observaba el aguacero de una lluvia que parecía sangre.
El corazón de Han Sen se llenó de preocupación, reconociendo lo terrorífica que era la escena. También consideró que algo malvado estaba haciendo de las suyas.
«Tal vez no debería haber traído al Pequeño Tío aquí conmigo». Han Sen sintió arrepentimiento. Aun así, sabía que a pesar de lo desafortunado que podía ser Wang Yuhang, incluso él no podía causar algo como esto. Bien podría haber sido obra el Árbol de Oro-Jade.