—¿De quién hablas?—preguntó Han Sen ,quien estaba sorprendido por la repentina instrucción. Miró a su alrededor, pero de nuevo, no había nadie. Han Sen apretó los dientes y le pidió a la Reina del Momento que lo siguiera. Quería alejarse lo más posible de ese extraño lugar.
Al levantar la pierna, Han Sen sintió algo. Dio un paso al costado y de repente el suelo se abrió de golpe y de ella brotó una enredadera. Asombrado, Han Sen vio que venía de la Enredadera Vacía. Muchos más empezaron a brotar del suelo, y todos aparentemente venían por él.
—Qué suerte la mía —se lamentó Han Sen. Dio un saltó y convocó a su estaca de llamas, lanzando cortes hacia las enredaderas que se dirigían a él.