Los espectadores se congelaron en sus asientos. El Hijo de la Luz de Dios fue golpeado por Han Sen una y otra vez, hasta que estuvo negro y azul de la cabeza a los pies. Golpe de izquierda, golpe de derecha, golpe de codo, golpe de rodilla, el Hijo de la Luz de Dios era como un saco de boxeo, siendo atacado sin indulto. Su rostro era un lío sórdido, desfigurado.
El sonido de carne golpeada y huesos revueltos era casi siniestro, y escucharlo sorprendió a todos los que observaban y escuchaban. La gente no podía creer que el Hijo de la Luz de Dios pudiera ser tratado tan mal y tener un día tan miserable. Pero entre todos estos golpes, había una cosa que Han Sen no podía hacer; No pudo quebrar los huesos del Hijo de la Luz de Dios. Los cuerpos de los súper espíritus eran demasiado fuertes, e incluso el Hijo de la Luz de Dios, quien no la vitalidad como prioridad, tenía huesos inquebrantables.