Los cristales simuladores eran una creación impresionante, la cual muchos escolares humanos llamaban milagro.
Era imposible que un humano se convierta en piedra, mucho menos un arma. Sin embargo, los cristales simuladores estaban más allá de esas limitaciones.
Como cristales, los cristales simuladores podían copiar las características de diferentes tipos de materia, lo cual era increíble y milagroso.
Cuando se convertían en piezas mecánicas, los cristales simuladores eran como máquinas. Sin embargo, al convertirse en criaturas, tenían las características de tales. Además, las habilidades de los cristales simuladores eran similares a los objetos simulados.
Pero por cuán milagrosos fuesen, los cristales simuladores tenían una falla fatal, la cual era que, mientras más fuerte sea su objetivo, más fuerte se volvería. Eso significaba que si el objetivo no era lo suficientemente fuerte, los cristales serían débiles.