Han Sen pensó un momento y retiró al santo ángel. Se transformó en el cambiador de colores y se apoyó por la pared de la montaña, volviéndose parte de las rocas. Nadie podía ver que estaba ahí.
Los temblores continuaron por un momento antes de detenerse. Muy pronto, Han Sen vio al rey duende malvado emerger de un agujero ancho.
El enorme cuerpo se deslizó fuera del hoyo, el cual aún tenía más de 18 metros de longitud. La herida en el extremo de su cuerpo seguía ahí pero ya se había curado.
"Qué criatura enorme. Seguía siendo larga incluso partida por la mitad. Debía haber tenido al menos unos treinta metros de longitud originalmente", pensó Han Sen mientras miraba a la criatura, sin entender por qué había salido de su escondite.
Ya que Han Sen sospechaba, no se movió de su lugar, y siguió mirando a la criatura moverse en la cueva. La criatura no hizo nada en especial, pero Han Sen sentía que algo andaba mal, así que permaneció quieto y siguió observando.