¡Ahora!
Una fría luz destelló en los ojos dorados de Han Sen. La lanza giratoria abandonó el arco con una gran fuerza, volando hacia la criatura que chillaba.
¡Wush!
La lanza alcanzó la parte trasera de la cabeza de la criatura en un parpadeo.
¡Pum!
La cabeza de la lanza se atoró en el agujero de sus huesos y no logró pasar. Los huesos eran tan duros que la lanza no pudo romperlos. Sin embargo, la fuerza giratoria no se detuvo. Como un taladro, la lanza siguió hundiéndose en los huesos, generando humo y chispas.
¡Más profundo!, gritó internamente Han Sen. Esta era la única oportunidad que tenía.
¡Crac!
Parecía que el cielo escuchaba a Han Sen. Las grietas en el cráneo de la criatura fueron penetradas aún más por la lanza giratoria. Con un estallido, la lanza entera entró al cráneo desde el agujero.
¡Roar!
