Luego de caer del acantilado, Han Sen invocó sus alas y se fue volando. La tortuga miró al precipicio y luego se dio la vuelta. Obviamente no tenía ninguna intención de perseguir a Han Sen.
Cuando Han Sen se reunió con el resto del grupo, todos estuvieron felices de verlo.
—Han Sen, estamos vivos gracias a ti. Lamento tanto que casi hice que te maten —dijo el profesor, sintiéndose culpable.
—No es su culpa, profesor. Todo esto es culpa mía. Han Sen, puedes castigarme como prefieras. Te lo debo todo —musitó Lu Mingda con el rostro ruborizado.
Jin Rijie quería añadir algo pero fue interrumpido por Han Sen:
—Todos simplemente intentábamos proteger al Profesor Sun. Sólo que no sabían cuan aterradora era la tortuga. Está bien.
—Han Sen, puedes estar seguro de esto. Has salvado nuestras vidas. Si alguna vez necesitas algo, estaremos aquí para ti —declaró Jin Rijie seriamente.