Su Xinmei pensó que la idea de un precio de aparición era ridículo, pero al ver la mirada arrogante de Han Sen, se exaltó y exclamó: —¿Un alma bestia mutante? Aquí tienes. Invoca a tu mascota. Quisiera saber qué tipo de mascota merece ser alimentada carne de sangre sagrada.
Su Xinmei le transfirió un alma bestia mutante a Han Sen, lo cual no era nada para ella. Al ver el arma mutante ser transferida para él, Han Sen sonrió. Ya que están dispuestos a pagar, se los mostraré, pensó.
Han Sen invocó al rey gusano roca, cuyo enorme cuerpo apareció en el campo de pasto, con el aspecto de vehículo dorado acorazado. Ma Mingjun y Su Xinmei estuaban estupefactos. Nunca habían visto una mascota tan grande antes.
—Amigo Han, ¿tu mascota ya se ha transformado? Debe de ser una mascota de sangre sagrada —preguntó Ma Mingjun, sorprendido.
—En verdad es una mascota de sangre sagrada. Pero aún no se ha transformado —contestó Han Sen en voz baja.