Zheng Chi y Zhou Qingyu estaban estupefactos. Nunca habían visto a alguien tan poderoso.
—Increíble —musitó Zheng Chi. Al ver a Han Sen matando a la bestia, no podía dejar de contemplar tal figura.
La matanza continuó y las criaturas fueron asesinadas por Han Sen una por una.
—Se está volviendo más y más asombroso —dijo Apostador suspirando mientras se apoyaba contra una pared de piedra y fumaba un cigarrillo.
—Apostador, ¿el capitán siempre ha sido así de fuerte? —preguntó Zheng Chi.
—Cómo te lo digo…pues yo solía enseñarle algunas cosas —respondió. Inhaló profundamente y lanzó una nube de humo.
—¿De verdad?
Tanto Zheng Chi como Zhou Qingyu abrieron sus ojos sin poder creerlo.