—Este hambre es increíble —dijo Han Sen, cabalgando en Meowth. Estaba a punto de morir de hambre. Había comido más de cinco kilos de carne mutante. Si seguía comiendo, su estómago probablemente explotaría.
Sin embargo, además de la sensación de hambre, Han Sen también se sentía con energía. Las dos sensaciones contrastantes llenaban su cuerpo, lo cual lo hicieron entender por qué los voluntarios anteriores se habían rendido. Era definitivamente una cruel tortura.
Mientras Han Sen practicaba más, ambas sensaciones se volvieron más fuertes. Han Sen había cazado muchas criaturas mutantes de camino, y consumió su carne, pero aquello no lo ayudó.
Mientras sentía ese apetito increíble, Han Sen también sintió que su fuerza estaba mejorando rápidamente e incluso su corazón se estaba volviendo más fuerte.