Los compañeros de habitación de Han Sen quedaban boquiabiertos mientras veían a Huangfu Pingqing acercarse a Han Sen.
—¿Qué pasa? —preguntó Han Sen a regañadientes.
—¿Has olvidado lo que me prometiste? —preguntó Huangfu Pingqing y le sonrió. Luego giró hacia los otros chicos y dijo: —¿Les importa si lo tomo prestado por un segundo?
—En absoluto —barbotó Shi Zhikang parpadeando.
Han Sen recordó que había prometido invitarla a cenar. Ahora que ella había acudido a él, no tenía más remedio que ir con ella.
—Primero se juntó con la bella del campus, ahora con la nueva diosa. ¿Cómo es que no tengo esa suerte? —valoró Shi Zhikang con admiración.
—Porque tu piel no es tan suave. ¿Por qué a las mujeres bonitas querrían a un tipo rudo como tú? —replicó Lu Meng intentando quebrantar su ego.
—Cuando estas bellezas envejezcan, entenderán los beneficios de estar con el tipo rudo —refutó Sam.