La impotencia y la desesperación hacían temblar a Lu Botao. La mano diabólica estaba por todas partes. En todos los juegos de Mano de Dios que Lu Botao había jugado, nunca antes se había sentido tan desesperado.
No importaba a que tipo de oponente se enfrentara, incluso si perdía muchos puntos, siempre encontraría la manera de ganar el juego. Sin embargo, este juego era diferente.
En cualquier punto de luz que Lu Botao quería golpear, su oponente siempre lo alcanzaba primero. Sin accidentes, sin suspenso. Lu Botao nunca deseó tanto poder ganar un solo punto.
—Un punto...Todo lo que necesito es un punto.
Como miembro de la Academia Militar Central de la Alianza, Lu Botao era un jugador rudo. Otros ya se hubiesen rendido, pero él insistía.
Lu Botao pronto descubriría lo difícil que le sería ganar un punto.
¡Bang!