Normalmente, solo había una criatura de sangre sagrada en la Isla Misteriosa. Han Sen no estaba preocupado en correr ningún peligro. Se sentó en un árbol donde podía observar a la criatura de sangre sagrada, esperando que llegasen los otros tres.
En menos de media hora, las tres personas habían llegado, más rápido de lo que Han Sen había pensado.
Las tres personas también vieron a la criatura humanoide con aspecto angelical y reaccionaron tal como lo había hecho Han Sen. Se detuvieron lejos de la criatura sin atreverse a acercarse.
—Dólar, sal. Hablemos.
Hijo del Cielo dio un paso atrás y ordenó hablar con Han Sen después de consultarlo con Pulgar y Huangfu Pingqing. Obviamente también tenían terror de la criatura y además estaban preocupados que Han Sen pudiera aprovecharse de ellos.
Han Sen los ignoró. Medio día había pasado, e Hijo del Cielo no se atrevía a cruzar las montañas.