La sorpresa que Nalan sintió pronto se esfumó y este recupero la calma. Aunque no podía ver a través de la mente de Han Sen, Nalan podía ver a través de su cuerpo.
El cuerpo de uno podía tomar muchas apariencias engañosas, pero bajo el Acala Mantra, casi podía ver cada fibra de los músculos de Han Sen. Era casi imposible engañar a Nalan. Después de todo, uno debería mover ciertos músculos para usar fuerza de verdad, y no había forma de esconder eso. Para Nalan Chengnuo, este tipo de juicio no era difícil.
Han Sen no tenía secretos frente a los ojos de Nalan. Todos sus músculos e incluso la velocidad de su respiración estaban plasmados en la mente de Nalan.
—¡Puño blanco! —juzgó Nalan. No había duda de que era un puño blanco ya que Han Sen casi no utilizó músculos que utilizaría para otros movimientos.