Han Sen miraba a Nalan, quien era uno o dos años mayor que Han Sen y tenía buena apariencia. Nalan no era particularmente atractivo, pero aún se veía bien. Los ojos de Nalan eran como el agua de las fuentes podían mostrar reflejos. Muy profundo en sus pupilas oscuras, había luces de sabiduría. Sólo con mirarlo, Han Sen supo que sería un oponente muy duro.
Han Sen era bueno en asesinato, juegos psicológicos y predicción, los cuales todos se basaban en que el oponente tenga ciertos pensamientos. Solo así Han Sen podría ver a través de su oponente y determinar qué tipo de acción tomar, pero Nalan Chengnuo tenía un par de ojos que estaban tan limpios que no había nada que deducir de ellos: ni felicidad o preocupación, ni tristeza u odio. Nalan parecía no tener deseos o ambiciones, de forma que sus ojos nunca lo traicionasen.
