—No llores. Estoy bien. Maté a algunas otras criaturas de camino y tomó algo de tiempo. Siento haberte preocupado —explicó Han Sen mientras le daba palmadas en la espalda a Wang Mengmeng, quien estaba lagrimeando en sus brazos.
—Hermano Han, me asustaste — dijo Wang Mengmeng casi atragantándose, con los ojos llorosos.
—Tontita, debiste tener más confianza en tu hermano —la consoló Han Sen mientras palmoteaba su pequeña cabeza.
—Te tengo confianza, pero te fuiste por tanto tiempo, así que me preocupé un poco —replicó Wang Mengmeng y le devolvió el alma bestia de sangre sagrada de hormiga fantasma a Han Sen.
—Bueno, hablaremos de eso cuando volvamos. Estoy muy cansado ahora y no quiero nada más que dormir bien —dijo Han Sen con una sonrisa.
La gente se volteó para irse, mientras que Huangfu Pingqing le echó una mirada perturbada a Han Sen, mientras hablaba con Wang Mengmeng.