—¿Conoces al resto de ellos? —preguntó Han Sen, sin responder.
—No —negó Wang Mengmeng agitando la cabeza luego de mirar cuidadosamente.
—¿Qué tan cercanos son Huangfu Pingqing y tú? —insistió Han Sen de nuevo.
—Nos conocemos desde que somos pequeños y nuestras familias colaboran en negocios —explicó Wang Mengmeng luego de pensarlo un momento.
—Entonces mejor quedémonos aquí, así no asumen que queremos robar a las criaturas —replicó Han Sen entornando los ojos.
Wang Mengmeng entendió instantáneamente lo que quería decir y permaneció en silencio. Obviamente, Han Sen pensaba que el grupo podría lidiar con las bestias de plumas negras. Si los dos se apresuraban, el grupo podría malinterpretar sus intenciones.
Después de un rato, un hombre joven del grupo invocó un par de alas blancas, voló y empezó una racha asesina.
—¡Él es genial! —exclamó. Wang Mengmeng estaba ligeramente sorprendida al ver al joven moverse.